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La poesia by Octavio Paz

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?Por que tocas mi pecho nuevamente?
Llegas, silenciosa, secreta, armada,
tal los guerreros a una ciudad dormida;
quemas mi lengua con tus labios, pulpo,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia sin fin
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombria.
El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.
Verdad abrasadora,
?a que me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
?A que esta lucha esteril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que solo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espiritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas
con un secreto fuego indestructible.
Pero insistes, lagrima escarnecida,
y alzas en mi tu imperio desolado.
Subes desde lo mas hondo de mi,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejercito, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiranica,
aquello que no cede
a tu espada frenetica.
Ya solo tu me habitas,
tu, sin nombre, furiosa sustancia,
avidez subterranea, delirante.
Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente
y haces profeticos mis ojos.
Percibo el mundo y te toco,
sustancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.
Nublan mis ojos imagenes opuestas,
y a las mismas imagenes
otras, mas profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua mas oculta y densa.
En su humeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.
Insiste, vencedora,
porque tan solo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan solo tu existencia
y tus secretas silabas, palabra
impalpable y despotica,
sustancia de mi alma.
Eres tan solo un sueno,
pero en ti suena el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la electrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
avida aun de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre identico a si mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.
Llevame, solitaria,
llevame entre los suenos,
llevame, madre mia,
despiertame del todo,
hazme sonar tu sueno,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.